La preocupación por la desigualdad social fue ajena al “Consenso de Washington” como lo es para la economía neoclásica. En este terreno las posiciones oscilan entre quienes, siguiendo a Kuznets, afirman la inevitabilidad del crecimiento de la desigualdad en las etapas iniciales del crecimiento económico, hasta que en cierto momento la propia dinámica de éste revierte la tendencia y la desigualdad se reduce, y quienes, de acuerdo con Kaldor, consideran que la desigualdad es positiva para el crecimiento por la mayor propensión al ahorro de los grupos de mayor ingreso, que se traduce en tasas altas de inversión que, en determinado momento, comenzarán a derramar sus beneficios al conjunto de los actores reduciéndose, en consecuencia, la desigualdad. La preocupación por la desigualdad sería entonces producto de consideraciones ajenas a la economía: la conciencia culposa de los mejor dotados de las conveniencias de la vida, el resentimiento de los pobres, la demagogia de políticos populistas, o todo eso junto (Vilas, 2007: 69-70).
— Vilas, C. M. (2007). ¿Hacia atrás o hacia adelante? La revalorización del Estado después del «Consenso de Washington». Perspectivas 32, 47-81.