Boisier

Puedo imaginar entonces a un campesino perdido en la capital, parado en la plaza frente al Palacio de Gobierno, mirando sin ver y preguntándose en su soledad: ¿dónde está mi padre-patrón? Puedo ver también que en ese momento se abre una ventana en Palacio apareciendo un burócrata, que observa al campesino concluyendo que precisamente ahí su buena suerte le ha colocado al frente un «cliente» que lo ayudará a consolidar su clase emergente. Lo llama y le dice: yo soy ahora tu padre-patrón, sólo que me llamarás padre-Estado, porque soy dueño del país. Así, limpiamente, la mentalidad dependiente rural dará paso, sin solución de continuidad, a la mentalidad dependiente urbana, por ausencia de un proceso de socialización. Me parece obvio que la dependencia desea carnalmente al centralismo y a la inversa. Hay una concupiscencia mutua (Boisier, 2004: 31).

— Boisier, S. (2004). Desarrollo territorial y descentralización: el desarrollo en el lugar y en las manos de la gente. EURE 30(90), 27-40.

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