Grossman

– Pero, pensándolo bien, existe además una segunda rama, por así decirlo cuantitativa, de la evolución. Si calculamos que el peso medio de un ser humano es cincuenta kilos, la humanidad pesa cien millones de toneladas. Es mucho más de lo que pesaba, pongamos, hace mil años. La masa de la materia viva siempre aumentará más a expensas de lo inerte. El globo terráqueo, poco a poco, cobrará vida. El hombre, después de haber poblado los desiertos y el Ártico, se instalará bajo tierra, sin dejar de ampliar el horizonte de sus ciudades y los territorios subterráneos.
»La masa viva de la Tierra acabará por ganar la partida. Después, los diversos planetas cobrarán vida. Si se imagina la evolución de la vida hasta el infinito, entonces la transformación de la materia inanimada en materia viva continuará a escala galáctica. La materia se transmutará de inerte en viva, libre. El universo se animará, en el mundo todo se volverá vivo, y por tanto, libre. La libertad y la vida vencerán a la esclavitud (Grossman, 2009: 879).

— Dmitry Petrovich, character in Grossman, V. (2009). Vida y destino. Barcelona: Debolsillo.

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